lunes, 2 de abril de 2018

Firepower - Judas Priest (2018)





Rob Halford: voz

Glenn Tipton: guitarra eléctrica

Richie Faulkner: guitarra eléctrica

Ian Hill: bajo

Scott Travis: batería

Aquí tenemos el décimo octavo disco del sacerdote, cifra al alcance de muy pocas bandas. Y al alcance aún de menos bandas, poder presumir de una discografía rayando a semejante nivel. Excepto el lejano Point Of Entry y el prescindible Demolition, no se me ocurre ningún disco de esta genial banda que no haya estado a la altura de su historia. 


Y Firepower, lejos de ser un disco para salir al paso y cumplir expediente, me parece un compendio de las grandes virtudes de esta banda, luchando contra viento y marea, ya que la edad de sus miembros contradice completamente el resultado que plasman en sus canciones. Es alucinante lo que han hecho y siguen haciendo. Intentaré ser imparcial, cosa muy difícil ante una de mis bandas favoritas, que escucho desde hace más de 20 años.

La primera escucha enseguida me dijo que este disco no estaba a la altura de su predecesor, RoS. Pero para nada significa que Firepower no sea un buen álbum. (En mi opinión, RoS dejó un listón sorprendentemente alto a unas alturas en las que nadie se espera que los Judas se saquen semejante disco de la manga). 

Pero esta primera escucha también me reveló algunas de las grandes virtudes que esta banda sigue conservando: para empezar, el extraordinario trabajo de ese monstruo a las baquetas llamado Scott Travis. A falta de solos de guitarra imposibles, que marcaron una época y un género, la banda ha sacado músculo a través de su ya histórico batería (ya son 28 añitos aporreando para el sacerdote). Pero no sólo mamporros tiene este álbum, el Dios Incombustible Halford sigue manteniendo un nivel vocal asombroso, sobrehumano, para un abuelete de 67 años. Seguro que hay muchos filtros y trucos de estudio, pero detrás de todo eso hay un tipo con un talento prodigioso. Y entrando en la parte instrumental, aclarar que el bueno de Ian Hill sigue siendo el eterno bajista, el complemento perfecto que sirve de enlace entre Travis y los hachas. Y de estos últimos, decir que tiene mucho mérito el acoplamiento de Faulkner a una banda tan, tan curtida. De Tipton, qué decir, un señor al que sólo la enfermedad ha podido jubilarle y que ha peleado durante 10 años contra ella por seguir a toda costa en activo. A pesar de todo, su genio creativo se nota y el álbum conserva una buena colección de riffs marca de la casa y el nivel general en este sentido es bastante aceptable, recordando en ocasiones a esos Judas que en los 80 nos dejaban pasmados con Defender of the Faith y Ram It Down.

La producción, como suele ocurrir con los Judas, es impecable y se distingue nítidamente cada instrumento, notando algo más de protagonismo de Ian Hill de lo habitual, sobre todo en cortes como END. Buen trabajo del productor, con el que no colaboraban desde Ram It Down. A destacar los pasajes más acústicos, en los que se han sacado melodías muy pegadizas que aún consiguen poner los pelos como escarpias.

Y esa es una gran virtud de este álbum: que no pretenden emular la potencia de tiempos pasados y combinan sabiamente temas muy poderosos como Firepower o Lightning Strike con otros muy melódicos y accesibles, haciendo de éste un disco variado y que entra bien desde el principio.
Analizaré primero los cortes que me han parecido más destacables:

Firepower, en el que la banda se sacude de encima 20 o 30 años, con un Travis enorme a las baquetas, una buena colección de riffs marca de la casa y Halford partiéndose el pecho. Me flipa que este señor aún consiga sacarse de las entrañas ciertos agudos. Un tema de corte claramente speed. 



Lightning Strike, con la categoría de himno, es uno de los puntos fuertes del disco y la banda acertó al presentarlo de los primeros. Es de los que creo que deberían pasar al set list de la banda y será de los que los fans corearán en directo.



Evil Never Dies, aunque de entrada baja el nivel de potencia y de épica de los dos anteriores, tiene una buena colección de riffs y de grititos de Halford. Me encanta la parte central instrumental, en la que predomina el bajo más de lo habitual en la banda.

Children of the Sun, aunque el tema en general es bastante normalito no puedo dejar pasar el pasaje instrumental central. Me encanta la nitidez de las guitarras con ese eco de fondo, acoplado a la entonación de Halford, que para cortes lentos como éste sigue manteniendo su capacidad de siempre inalterada en los tonos medios.

Guardians, genial ese inicio de piano, de esas melodías que consiguen poner los pelos de punta y que demuestran que Judas sigue teniendo algo más que potencia y riffs en pasajes puntuales. Y muy apropiada su unión con Rising from Ruins. Siguen sabiendo componer piezas muy curradas y pegadizas. Ésta en concreto me suena al estilo del Nostradamus, dentro de sus buenos temas, que los tuvo. Épica, histórica, con un perfecto manejo de los tempos y con riffs muy aceptables.

El resto de cortes, aunque no los destaque, creo que mantienen bastante bien el tipo y siempre cuentan con pasajes bastante brillantes, ya sea por los duelos de hachas, el nivel vocal de Halford o por ser bastante pegadizos. Alguno de ellos podría haber entrado como cara B.

Never The Heroes, tiene un estribillo muy coreable, me encanta ese Fight! muy manowariano J.

Flame Thrower, de corte pesado y lento, nos regala eso sí a un Halford muy entregado.

Spectre, aunque sea de inicio prescindible, atesora una parte instrumental muy decente, me cuesta descartarla.

Traitors Gate cuenta con buenos pasajes de guitarra acústica y es un corte bien estructurado, y aunque a priori no se le puede poner pegas le falta tal vez más gancho.

No Surrender, personalmente no me entra. Es un medio tiempo que no me acaba de enganchar, pero no puedo negar que tiene buenos riffs. Me suena algo comercial.

Lone Wolf, al igual que el anterior, parece un poco de relleno, posiblemente podrían haber prescindido de él. Tiran de oficio y técnicamente no se puede poner pegas, pero le falta… vida, chispa. Suena a “tengo que completar el álbum y no sé qué meter”. Es de esos cortes que darían la razón a KK Downing cuando declaró que la banda estaba perdiendo gas y que las cosas no se estaban haciendo bien. Tal vez sería un buen momento para que, rencillas aparte, KK Downing reingresara en la banda.

Sea of Red, es un medio tiempo largo que empieza con una parte acústica y es un corte claramente para lucimiento de Halford. No está mal, pero es una pena que no hayan cerrado con algún corte rápido, de esos que te dejan flipando y esperando que empiece la gira.

Resumiendo, un álbum muy decente y que en general pasa muy bien el corte. Atesora las virtudes de la banda, que no sólo son riffs vertiginosos y rock duro. No olvidemos sus inicios y discos como Rockarolla, Sad Wings of Destiny o Sin After Sin, que marcaron una época y no precisamente por su ritmo endiablado.
Es una gran noticia que la banda aún se anime a sacar álbumes y es un mérito increíble. Una hoja de servicios intachable y al alcance de muy, muy pocos. 

Gracias, Sacerdote, por mantener tan alta la fe de tus fieles. Por siempre.


Canciones:
«Firepower»                     3:27
«Lightning Strike»           3:29
«Evil Never Dies»            4:23
«Never the Heroes»          4:23
«Necromancer»                3:33
«Children of the Sun»      4:00
«Guardians»                     1:06
«Rising from Ruins»        5:23
«Flame Thrower»            4:34
«Spectre»                         4:25
«Traitors Gate»                5:43
«No Surrender»               2:54
«Lone Wolf»                   5:09
«Sea of Red»                   5:51
 



3 comentarios:

mk dijo...

Si hay algo que siempre espera un fan de los Judas (u otro grandes grupos) con sus obras es la posterior crítica de nuestro gran profesional del teclado, Megadave.De nuevo, mi enhorabuena por ese buen hacer a la hora de desentrañar un disco poniéndolo en perspectiva con respecto al resto de su carrera. Algo que, con bandas tan veteranas es imprescindible realizar, ya que con ciertas edades y discos detrás, ya tan sólo realizar el esfuerzo de meterse en el estudio y girar es digno de aplauso. Me siguen convenciendo los temas que me llamaron la atención tras la primera escucha (Lightning Strike, Traitors Gate y Guardians (buff)), y gana enteros Sea of Red. Me parece mejor disco y más homogéneo que el Redeemer,y habrá que ver la evolución de su carrera con Faulkner totalmente integrado. La vuelta de KK la veo improbable y ya poco deseable por la manera en que se produjo. Hablando de productores, ¿ahora todo el mundo quiere trabajar con Andy Sneap o qué? Eltío es un máquina, pero su sonido no me pega para algunas bandas tan clásicas,la verdad (hasta se ha encargado del último de Saxon, muy regulero por cierto).Para terminar...¡discrepo en que elPoint of Entry sea un mal disco!, jeje. Se me hacen más flojos Rocka Rolla, Sin after sin, y de los 80 el Defenders y el Ram it down, pero bueno, ya quisieran otras bandas tenerlos en su haber.

megadave dijo...

Más que una crónica lo he enfocado como un homenaje, los Judas lo merecen. Y les tengo especial cariño porque fueron la primera banda de rock duro que empecé a escuchar.

Aún conservo mis gastadas cintas de cassette que un colega de instituto me grabó (puede que a Hugo aún le suene un tal Alvarito alias Akane jejej)

PD: Defenders y RID flojetes??? Por Dios! Para mí son los Judas en su máximo esplendor!

Hugo dijo...

Aun recuerdo escuchar el Jugulator en el casette en la cocina en las fiestas en Pucela. Con ese poso adolescente es normal que todos tengamos un cariño enorme a uno de los pilares y maestros de este tipo de música